En nuestra cotidianidad suele surgir la pregunta: ¿qué hago con los cubitos de queso sobrantes de una entrada o con la mitad de un queso brie que serví en el brunch dominical? Como no es precisamente un alimento económico, mucho menos las variedades gourmet, y además nos encanta, vale la pena saber cuáles son las formas adecuadas para conservarlo.
Parmesano
El queso parmesano se puede encontrar en la mayoría de los refrigeradores. Su principal área de aplicación: como topping en un plato de pasta o importante ingrediente de una ensalada César. La mejor manera de almacenarlo es envolverlo en papel o guardarlo en una caja hermética en el freezer. Se puede guardar durante un mes o dos. Si el parmesano se seca, puede envolverlo en un paño húmedo, guardarlo en un recipiente hermético y refrigerarlo durante la noche.
Queso brie y camembert
No hay nada más placentero que comer un queso brie suave, fresco y cremoso, especialmente el brie con trufa.
Al guardarlo, debe poder respirar bien. No lo guardes en plástico, sino en papel, el mismo del empaque original o el papel parafinado. El queso blando que tiene pocos días guardado se puede calentar en una sartén o en la parrilla y luego rociar con miel, al estilo francés. La corteza se puede aprovechar en salsas de pasta cremosas.
Queso azul
Frente al queso cabrales, roquefort o gorgonzola, los gustos se dividen: unos los adoran y otros los aborrecen, no hay términos medios con respecto a este producto lácteo. El queso azul se almacena en el refrigerador, envuelto en un trozo de papel pergamino o parafinado, donde haya bastante humedad, por ejemplo, en el cajón de las verduras. Tiene una vida útil de tres a cuatro semanas.
Si te gusta el queso azul, ¡te encantará el aderezo que puedes preparar con lo que quedó de la cena! Se licúa con leche, mayonesa, mostaza y jugo de limón. O preparas una tostada con queso azul, la acompañas con rodajas de pera madura y una copa de vino blanco.
Queso feta
Un uso común del queso feta es en la clásica ensalada griega. Sabe delicioso con pepino, tomates y aceitunas negras. Debido a su alto contenido de sal, el queso feta tiene una vida útil larga. Si te sobra y ya has tirado el envoltorio, puedes preparar tu propia salmuera con 250 mililitros de agua y una cucharadita de sal y guardar el queso feta en un recipiente hermético durante dos semanas. Cambia la salmuera de vez en cuando.
Una idea para comer el trocito que quedó: mezcla el queso feta con aceitunas picadas finamente y un chorrito de aceite de oliva, machácalo todo con un tenedor y listo.
Fotos: unsplash.com
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