Cigarrillos electrónicos: ¿Cuáles son sus peligros? | La Nota Latina

Cigarrillos electrónicos: ¿Cuáles son sus peligros?

Los cigarrillos y las “hookahs” electrónicos son populares entre los jóvenes por su efecto fragante, pero como muchas otras cosas que causan placer, contienen un riesgo de adicción. Cifras de (Food and Drug Administration) indican que mas tres millones de estudiantes en Estados Unidos los han usado.

 

Cigarrillos electrónicos… Hay un dicho gringo que me hace reír mucho y se refiere a tratar de hacer que algo se vea mejor de lo que realmente es, pero sin lograrlo. Traduce algo así: “Aunque se le ponga labial a un cerdo, siempre será un cerdo“. Ejemplos de este dicho hay muchos, pero este fin de semana uno en especial cautivó mi atención.

La industria de los cigarrillos electrónicos–disfrazada por más de una década como una alternativa menos perjudicial para las personas que quieren dejar de fumar–puso el grito en el cielo frente a la medida que busca tributarlos en las próximas elecciones del 8 de noviembre en el estado de California. La pregunta es, ¿por qué hasta ahora? La respuesta, el incremento alarmante del uso de estos aparatos por parte de estudiantes de bachillerato.

“Según las estadísticas de 2014 del FDA (Food and Drug Administration)2.46 millones de estudiantes entre 12 y 17 años usaron algún tipo de cigarrillo o pipa de tabaco electrónica. En 2015, la cifra subió a más de 3 millones.Entre 2011 y 2015 el porcentaje de usuarios adolescentes pasó del 2.1% a 21.3%”

En mayo de este año, esta entidad reguladora incluyó estos cigarrillos–comúnmente conocidos como e-cigarettes—y los dispositivos de nicotina líquida en la misma categoría de otros productos de tabaco, restringiendo su venta a menores de edad en todo el país. Sin embargo, la venta por internet y en algunos quioscos de centros comerciales aún no está regulada.

No conozco las verdaderas intenciones de los creadores de los cigarrillos electrónicos o “vaporizadores” como algunos los llaman. Tal vez sus intenciones eran honorables y realmente buscaban ayudar a las personas que habían fracasado en su lucha para dejar de fumar. El problema es que, le pusieron “labial al cerdo” y convirtieron un desagradable hábito en uno apetitoso.

En mis años de universidad fumé regularmente. Recuerdo especialmente las noches de exámenes finales en los que fumaba como una chimenea al tiempo que tomaba galones de café para mantenerme despierta. Aunque el efecto estimulante de cigarrillo era innegable, odiaba sentir el olor en mi ropa como si fuera un cenicero.

“Eso es exactamente lo que los cigarrillos electrónicos eliminaron. El olor hediondo de burdel, el cual papás y mamás podían identificar a un kilómetro de distancia cuando sus hijos llegaban a la casa, fue reemplazado por perfumes de frutas y dulces. Así hayan estado envueltos en una nube de humo, los chicos ya no tienen que cambiarse de ropa o bañarse en aerosol desinfectante antes de cruzar la puerta de sus casas”.

A pesar de la falta de estudios concretos sobre el efecto a largo plazo de estos cigarrillos y pipas electrónicas, sí existe un factor incuestionable que contradice la táctica de venta “No es perjudicial para la salud“. Todos estos dispositivos contienen nicotina la cual es una sustancia ampliamente demostrada como adictiva.

Además del factor químico, lo realmente alarmante es el aumento de la aceptación social. Como no huele desagradable, más personas están fumando en sitios públicos y oficinas, y lo que es peor, delante de sus propios hijos.

No puedo hablar por esos niños, pero sé que mi hijo repite todo lo que ve y escucha de mí y de mi esposo. Si él me viera echando humo como un tren, con toda seguridad trataría de imitar ese comportamiento.

Los cigarrillos y las hookahs electrónicas son populares entre los jóvenes por su efecto fragante, pero como muchas otras cosas que causan placer, contienen un riesgo de adicción. Como madre entiendo que no puedo proteger a mi hijo de todos los peligros que enfrenta a diario. De igual manera, así como no le regalaría un auto deportivo cuando aprenda a manejar, tampoco puedo aceptar que use un cigarrillo electrónico simplemente porque huele a chicle.

En conclusión, labial o no labial, el “cerdo” o riesgo de los cigarrillos electrónicos huele mal. Por lo menos el gobierno dio un paso en el camino correcto y finalmente los incluyó en la misma categoría de todos los productos derivados del tabaco. Solo espero que los productores de estos aparatos no logren envolver a los legisladores en una cortina de humo y revoquen las medidas ya tomadas.

Gracias por leer y compartir.

 

 

Xiomara Spadafora
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