En el mundo del espectáculo se han manifestado, en múltiples ocasiones, la solidaridad y el apoyo voluntario a las causas sociales. Sin ir muy atrás en la historia, se rememora y cita aún el celébre concierto Live Aid de los 80. O se escucha por ahí, muy eventualmente, el tema “We are the world” liderado por Michael Jackson y Quincy Jones. Pocos recordarán la versión latina, para la misma época, con la canción “Cantaré, cantarás”. No se hablaba de responsabilidad social, pero si existía ya la noción del significativo aporte de las celebridades para mitigar el pesar colectivo. En aquel entonces, la hambruna en África y la provisión de fondos para las iniciativas de UNICEF por los niños de la región.
La pandemia causada por el Covid-19 o Coronavirus, nos ha permitido identificar aspectos novedosos, interesantes, en ese afán de ser parte de la solución y no del problema. Durante todos estos meses hemos observado desde la usual acción de ponerse los patines para ayudar a socorrer la emergencia –como suele suceder tras un desastre natural- hasta iniciativas más estratégicas, que aún no concluyen porque lamentablemente la lucha no ha terminado. El enemigo sigue allí.
Hemos visto distintas formas de plegarse a una o varias de las tres etapas que se definen en las estrategias de comunicación para el cambio social: informar, sensibilizar para tomar conciencia, actuar.
Por ejemplo, en los primeros días posteriores a la declaración de cuarentena, cuando muchos tuvieron que quedarse en el sitio donde estaban, vimos el improvisado concierto de Juanes y Alejandro Sanz. Al igual que tantos, tuvieron que suspender agenda de conciertos, e improvisaron un Live llamado “La Gira se queda en casa”. Había que informar a las personas que no era un juego, que estaba ocurriendo algo serio de lo que se sabía poco, y que ellos podían entretenerlos desde su hogar.
Paulatinamente fueron surgiendo conciertos improvisados, transmitidos en línea. Los artistas actuando y haciendo llamados al resguardo y a los cuidados en higiene y distancia social. Decidieron entretener y motivar para hacer más llevadero el encierro, con su música y su carisma personal.
Inicitivas que mueven
Y así en medio del inaudito proceso de confinamiento planetario han ido desarrollándose iniciativas más articuladas y ambiciosas, como el evento virtual #TogetherAtHome, abanderado por LadyGaga, con la presencia de cantantes en distintos lugares del planeta incluyendo latinos. En este caso, como en otros, fue fundamental el apoyo de la empresa privada, de Organizaciones No Gubernamentales, e instituciones públicas globales.
Actuar y así impulsar el accionar. En distintas partes el perfomance digital o presencial –como el DJ David Guetta en una azotea de DownTown Miami- ha impulsado la donación de fondos, de insumos y de alimentos.
Pero los artistas también han padecido las consecuencias de la pandemia: más de 80,000 hombres y mujeres del espectáculo en América Latina se quedaron sin ingresos tras cancelarse sus puestas en escena. Afortunadamente, hay ejemplos de solidaridad gremial, como la iniciativa “Actores Solidarios”, en Argentina. Fue liderada por Mosquito Sancinetto, quien junto a otros colegas del teatro organizó ayudas directas con bolsas de comida, las cuales fueron divulgadas en las redes y lograron recibir donativos de las empresas, instituciones y ciudadanía.
La situación sigue siendo compleja, ameritando distintos enfoques en las soluciones. Todavía sentimos el efecto espiritual del cantar de Andrea Bocelli en la Catedral de Millán, invocando la gracia divina, la esperanza. O los músicos en los vecindarios italianos y españoles, animando a sus vecinos. O la entonación del tema “Resistiré” en España. En un mundo donde la depresión sigue ascendiendo como enfermedad, la música es vitamina.
Hay artistas con visión de inclusión. Carlos Vives coopera con labores de prevención del contagio a los indígenas colombianos, en alianza con Global Heritage Fund. En Perú, mediante un concierto transmitido desde el techo de un centro de salud en Lima, los cantantes rindieron homenaje y gratitud a los médicos de su país.
Otros van más allá de la donación de materiales (ha sido lo usual en la pandemia) y profundizan la mirada hacia tópicos como apoyo emocional o educación preventiva. Resalta aquí el tema “20 segundos” con Gloria Estefan a la cabeza. O también actividades de asistencia financiera y humanitaria a personas que quedaron sin ingresos; y el llamado a la provisión de seguridad para los trabajadores inmigrantes: el tema “Pa’la cultura” (Thalia,Guetta, Zion & Lennox, entre otros).
La complejidad de la situación y su incidencia en los problemas sociales que ya existían en América Latina hacen que muchos atiendan o se enfoquen en sus ciudades y países natales, aunque ya no vivan en ellos. Algo que no es exclusivo de los latinos ni de las figuras del espectáculo. Por ejemplo, la banda irlandesa U2 se ha esmerado en donar al sistema de salud de su natal Dublin.
Para principios de septiembre se estima que en Latinoamérica hay más de 7 millones de personas contagiadas por coronavirus. Es el 13% de la población mundial y 64% de los fallecimientos. De los 4 países con mayores casos de muertes por COVID, 3 corresponden a nuestro continente: Brasil, Estados Unidos y México. Mientras que 27% de las muertes en USA corresponden a latinos, de los cuales una parte viven en condiciones que los autoexcluye de la asistencia pública.
@xiomarayamil
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