Desde Baton Rouge, la capital de Louisiana, en Estados Unidos, Carlos Riazuelo ejerce la docencia. Afamado director orquestal recorre el mundo dando vida a repertorios de ensueño y sobre todo de Ópera.
Desde Baton Rouge, capital de Louisiana, Carlos Riazuelo ejerce como profesor de Dirección y Director de Orquestas en la reconocida Louisiana State University. Viaja constantemente atendiendo la invitación de las principales orquestas sinfónicas de Latinoamérica y Europa y se mueve feliz entre repertorios tan variados, donde los grandes clásicos se mezclan con las obras de los creadores musicales latinoamericanos. Aunque siempre dice que aún está en deuda con estos compositores, porque el tiempo vuela y no alcanza para tanta actividad.
Su nombre está entre los grandes directores musicales del continente y este digno representante de lo que significa #PoderLatino proviene de Puerto Cabello, Estado Carabobo, Venezuela.
Comenzó en la música a muy corta edad, 4 ó 5 años quizás de la mano paterna que lo introdujo a través de un acordeón. Con la pasión ya encendida, continúa estudios con profesores como Ángel Sauce, Juan Bautista Plaza, Emil Friedman, Mario García, Olaf Ilzins, Alberto Flamini y José Francisco del Castillo, entre otros. Nombres que marcaron la historia musical venezolana. Ya a los 15 años soñaba con dirigir orquestas, siguiendo los pasos de su padre quien era director de coros. A base de dedicación y estudios logró su sueño a los 23 años, al frente de la Orquesta de Cámara de la Universidad de Carabobo. Sin amilanarse, siguió profundizando en esa área y toma cursos de Dirección Orquestal con Franco Ferrara en Siena y Venecia, y George Hurst en Canford, Inglaterra. Se perfecciona en el Guildhall School of Music and Drama de Londres, recibiendo al graduarse el premio de la editorial Ricordi, otorgado por su destacado desempeño, especialmente en el área de la dirección de ópera.
Carlos Riazuelo es un nombre que resuena en la dirección orquestal mundial, con una trayectoria estelar y un poder de convocatoria que se aprecia en las butacas llenas y una audiencia satisfecha. Su brillo y solidez artística lo dicen todo.
La música como lenguaje universal
Hablamos sobre lo que siente cuando está al frente de una orquesta: “En mi caso el deseo de estar frente a la orquesta surge del contacto con la partitura de una obra que me entusiasma, que me crea el deseo de convertir esos signos en ese maravilloso sonido que produce una orquesta al ejecutar una gran obra musical.
Estar frente a la orquesta es una consecuencia y no una causa. El origen de todo es una obra musical”, revela Riazuelo.
Para el maestro Riazuelo, la música es simplemente música: “Creo que Duke Ellington decía que no había música popular o música clásica, había buena música y mala música. Naturalmente, queda el problema de definir una y otra cosa. Para mí el atractivo de las ‘grandes’ obras clásicas es la combinación del elemento mágico llamado inspiración, con la creación de una estructura sonora de una cierta complejidad, dimensión e inteligibilidad. Es absolutamente maravilloso ver la construcción que los grandes compositores crean alrededor de sus ideas para hacerlas grandes obras, y no necesariamente grandes porque son muy largas. En cuanto a los compositores latinoamericanos que conozco, admiro la originalidad del lenguaje al incorporar de distintas maneras ‘lo nuestro’ en sus obras. Yo no soy compositor, pero personalmente creo que desde Beethoven, más o menos, los compositores no escriben para sus amigos o sus paisanos. Pienso que escriben para expresar y compartir su sensibilidad con ‘el público’, y no con ‘un público’ específico. El elemento ‘latinoamericano’ forma parte inevitable de su sensibilidad musical, pero no como un elemento limitativo. Y aunque me agradan muchas de las partituras de los compositores latinoamericanos, reconozco que estoy en deuda con ese repertorio. He dedicado la mayor parte de mi esfuerzo y aprendizaje a tratar de asimilar una forma de hacer música que amo, pero que no me es idiomática, como es el gran repertorio centroeuropeo. Es una deuda que estoy comenzando a saldar poco a poco”.
Desde su participación como director artístico de la Sinfónica de Caracas hizo lo que pudo en aquel momento: “Por muchos años traté de dar cabida a la mayor variedad de repertorio de todo tipo. Mi actividad de profesor de dirección desde hace unos años, me ha permitido hacer que mis alumnos estudien y dirijan también repertorio variado aunque, como digo más arriba, me siento en deuda con ese repertorio”.
Dedicación que rinde sus frutos
Carlos Riazuelo no cree en la suerte, su éxito se lo labró trabajando: “Creo que he tenido la suerte de poder trabajar sostenidamente por un cierto número de años tratando siempre de mejorar. Creo que el elemento suerte es inevitable, pero contar con él sin trabajar muy duro, ¡muy duro!, es muy peligroso. No creo que nadie -¡nadie!- que veamos como exitoso ha llegado a donde lo vemos sin trabajar mucho -¡mucho!- más que los que no llegan al mismo sitio, suerte o no suerte, talento no talento. Recuerdo un alumno que me citó una frase aparentemente del gran deportista Michael Jordan: ‘Mientras más práctico más me felicitan por mi suerte’”.
Así que llenar auditorios a totalidad, no es algo fortuito: “Atesoro un momento cautivador, aunque en realidad son muchos: la primera vez que hice la Novena de Beethoven y se llenó el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, de bote en bote, incluyendo gente sentada en los pasillos y al borde del foso. Eso fue increíble”.
Hablar de la actual situación musical de Venezuela, donde los músicos académicos están dando la talla a nivel mundial, le hace sonreír con satisfacción: “Yo veo la situación musical del país con enorme orgullo y alegría. Al vivir fuera siento constantemente el respeto que ser músico venezolano inspira en extranjeros cuando lo digo. Creo obvio que Venezuela es hoy en día una referencia musical. Gustavo Dudamel, por mencionar un ejemplo particularmente obvio y conocido, es la medida con la que se compara actualmente a cualquier joven director de orquesta en el mundo. Esto para mí es un hecho, no mi opinión, y es un orgullo”.
En sus proyectos siempre la Ópera predomina: “La ópera es mi pasión, sin duda. La ópera o inspira pasión o inspira indiferencia, creo que no hay términos medios allí. Me gustan todas las óperas italianas famosas. Es el repertorio que me es más familiar: Rossini (¡maravilloso!), Donizetti, Verdi (¿a quién no le gusta Verdi?), Puccini (¿a quién no le gusta Puccini?). Me encanta dirigir cualquier ópera que tenga melodías reconocibles”. Así que nunca faltará la ocasión para disfrutar de su batuta y su acertada dirección, ya sea desde Louisiana o en América Latina, cualquier país de Europa, donde bien sea invitado a dirigir y deleitarnos con música magistral.
Quién es Carlos Riazuelo
Este venezolano es hoy uno de los más destacados directores de Latinoamérica, acreedor de amplio reconocimiento crítico por sus notables interpretaciones del repertorio más variado. En su trayectoria destaca su labor como Director Artístico de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas desde 1980 hasta 2002 realizando una vasta labor de divulgación en todos los estratos socioeconómicos de Caracas y en los más variados escenarios, tradicionales y populares, llevándola a consolidarse como una de las mejores orquestas de Latinoamérica.
Ha tenido la satisfacción de actuar con solistas de la talla de Henryk Szeryng, Janos Starker, Nicanor Zabaleta, Gyorgy Sandor, Yuri Bashmet, Kolia Blacher, Susan Starr, Joaquín Achúcarro, Michala Petri, Frans Helmerson, Agustín Dumay, Jose Feghali, Joshua Bell, Viktoria Jagling, Philip Myers, Gerard Caussée, Guillermo González, Stoika Milanova. Entre los cantantes Alfredo Kraus, Ruggero Raimondi, Samuel Ramey, Chris Merritt, Giacomo Aragall, Martine Doupouy, Susan Hinshaw, Carol Neblett, Justino Díaz, Peter Kelen, Stefka Evstatieva, Lando Bartolini, Paul Plishka, Christine Weidinger, Eugenia Grunewald, June Anderson, Dmitri Hvorostovsky.
En Venezuela ha participado en varias Temporadas de Ópera en Caracas, dirigiendo Tosca, Bohème, Butterfly, Traviata, Norma, Don Giovanni, Cenerentola, Dido y Eneas, Don Pasquale, Sonnambula, Capuletti y Montecchi, Elisir d’amore y Trovatore, entre otras, y ha comenzado asimismo una ascendente carrera internacional, con exitosas actuaciones en México, España, EUA, Bélgica, Italia, Alemania, Colombia, Bulgaria, Francia y Polonia.
Cuenta con grabaciones discográficas entre las que destaca un CD con obras de Leonard Bernstein (Danzas de “West Side Story”) y otro con Serge Prokofieff (Selecciones del ballet “Romeo y Julieta”) y uno en España con la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y el famoso tenor Alfredo Kraus (Alfredo Kraus, Con el corazón). A raíz de esta grabación fue invitado nuevamente por el gran cantante para efectuar un concierto en Las Palmas, ante más de 9.000 personas, con la asistencia del Rey de España y televisado a toda la península Ibérica. Además produjo y realizó durante dos años una serie de programas divulgativos con la Sinfónica Municipal de Caracas en la televisión venezolana.
Como único director latinoamericano invitado por el gran maestro mexicano Eduardo Mata, hizo su debut con gran éxito ante la Orquesta Sinfónica de Dallas. Por recomendación del maestro Kurt Masur debutó asimismo con la Orquesta Filarmónica de Jena y la Orquesta Filarmónica de Dresde.
Durante varios años vivió en Madrid, presentándose con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, el Teatro “La Zarzuela”, la Orquesta de Córdoba, la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, la Orquesta Ciudad de Málaga, la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia, además de la Orquesta de Cámara de Toulouse, en Francia, y la Orquesta de Cámara de Elche. Debutó en Madrid con la Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid en 2011, recibiendo la aclamación del público y de la crítica.
Durante 4 años se desempeñó como Jefe de Estudios Orquestales y del Departamento de Cuerdas en la Universidad Internacional de Florida (Florida Intrernational University) en Miami. Actualmente está vinculado como docente en Louisiana State University en Baton Rouge, Louisiana, Estados Unidos de América, mientras atiende invitaciones para presentarse en Norteamérica, Sudamérica y Europa.
Evelyn Navas @EcnaproAsesoria
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