La ciudad de Miami es un universo multicolor de nacionalidades hispanas, muchos de cuyos representantes dejan constancia de su talento como es el caso del colombiano Carlos Alberto Insignares Heredia en el terreno musical, específicamente con el dominio de la Flauta de Millo, un instrumento ancestral del país latinoamericano.
Licenciado en Música, escritor e investigador de las sonoridades tradicionales de Colombia, tras 28 años de vida artística, Carlos Insignares decide en 1993 reunirse con maestros de la música de la talla de Pedro Ramaya Beltrán con quienes compila, sistematiza, verifica y corrige partituras que forman parte de la colección titulada: «Pedagogía para la memoria interpretativa de la música tradicional colombiana».
Esta colección de 5 series y 15 volúmenes es una herramienta didáctica y pedagógica en el proceso de la enseñanza y aprendizaje de la música tradicional colombiana para ser aplicada por músicos de conservatorio, académicos y virtuosos interesados en su interpretación, con el fin de llenar el vacío que existe sobre la música folclórica escrita en el pentagrama, ya que en la mayoría de los casos nace desde el empirismo y la imitación sonora. Por eso, su labor musical abarca no solo el Caribe colombiano sino también sonoridades de los Andes y el Pacífico colombiano con música de flauta de millo, gaitas o kuissi, acordeón y clarinete, entre otros instrumentos.
– ¿A qué edad y cómo descubrió su talento por la música?
–Me inicio como bailarín de danzas folclóricas en una escuela en mi natal Baranoa. Como bailarín aprendí a tener conciencia del ritmo, posteriormente inicio en la percusión con el tambor alegre, Tambora, llamador, maracas y guache, después tomo la gaita corta, gaita larga, caña de millo, el clarinete y el saxofón.
– ¿Qué significa para usted el haber recogido la historia musical del Atlántico colombiano?
Para mí como colombiano y hombre Caribe, es motivo de orgullo haberme adentrado en la memoria musical colombiana, me hace sentir y valorar más quien soy y lo que represento. Este saber no es mío, es de todos los colombianos y hoy día mis hijos me acompañan en esta labor.
– ¿Se considera el hijo del folclor colombiano?
–Pues muy a pesar de que a algunos les parece una hipérbole o rimbombancia, este seudónimo, cuando yo me denomino el hijo del folclor no es gratuito, yo soy lo que soy gracias al folclor, estudié motivado por el folclor, me realicé como persona y como músico en virtud del folclor, he educado a mis hijos inculcándoles el amor al folclor, porque de esa manera me siento más colombiano y auténtico.
– ¿Cuándo decidió crear la agrupación La Leyenda del Folclor y qué busca con ella?
En consonancia con mi seudónimo, pensé mucho cual sería el nombre de la agrupación que me acompañaría en las diversas presentaciones, ya estando en Miami pensé en varios nombres incluso pensé en Baranoa, pero a la final me decidí por La Leyenda del Folclor, pues a la final estamos marcando un hito en la música tradicional colombiana realizada por fuera del país.
– ¿Qué significa para usted promover la música tradicional colombiana en Estados Unidos?
–Es una forma de hacer patria, una forma de mostrar la otra cara de Colombia, es mostrar al mundo que en Colombia somos más los buenos. Por otro lado, es la satisfacción del servir y retribuir con música y talento lo que mi país me ha dado.
– ¿Algún sueño por cumplir?
–Tengo varios sueños por cumplir tanto en Colombia como fuera de ella: un gran sueño sería crear la Escuela Internacional de Formación Folclórica Colombiana. De igual forma y consecuencia del anterior, crear la Gran Banda Folclórica Internacional Colombiana, que tenga como repertorio la música tradicional colombiana, que esta escuela y esta banda puedan tener sede en Nueva York y Miami.
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