Los poemas pueden ser vistos como caminos para llegar al conocimiento humano, otros se ubican en los sueños, pesadillas, en la locura en un intento por revelar lo que se oculta y sospecha, también los hay los que se revuelven en el vacío, en la belleza de los juegos del lenguaje. Cada uno en sus derechos. Este poema explora la diferencia entre el dividir y el separar, dilema de nuestras sociedades que se inclinan por el separar.
¿Qué nos trajo la luz?
Quien me cuidaba cuando niño
me decía: lo que pienses puedes hacerlo infinito,
dividiéndolo. Cada beso mío, es un beso nuevo,
una alegría nueva para ti. Pero:
No es lo mismo dividir que separar.
A lo largo de los días te puedes imaginar
mil maneras de reír o de llorar. Cada una con
sus propias ceremonias. Puedes esparcir semillas
o maleza. Tú decides como vestir el mundo,
cuando pases se podrán agitar las campanas,
ladrar los perros, acumularse más escombros.
Te conozco, sé que cuando pases no se escuchará
la música de Auschwitz. Sabrás quienes in nómine dei
dibujan la ira. Te he enseñado a separar mi amor del
de los duendes, a separar al caracol de la rosa.
No morir antes de la muerte, si separas bien.
Nos han dicho que hemos sido creados a imagen y semejanza
de Dios, y hemos resultado un reflejo torcido.
No se espera de nosotros un doble ni un eco,
sino nuestro propio nombre, y no la cacería del
nombre de lo que suponemos ese Otro.
- El virus nos dejó en blanco, un poema de Eduardo Escalante - marzo 27, 2020
- El mal no se levantó del infierno, un poema de Eduardo Escalante - marzo 20, 2020
- Escribiendo cosas en silencio, un poema de Eduardo Escalante - marzo 6, 2020