Caminar: Movimiento hacia una vida más saludable | La Nota Latina

Caminar: Movimiento hacia una vida más saludable

Albelidys Guzmán
Albelidys Guzmán

Desde hace algunos años adquirí un hábito que cada día me parece más maravilloso, pues a medida que lo concientizo el disfrute aumenta y, con ello, se multiplican todos los beneficios que me genera: Caminar. ¡Sí, caminar! Pero no hablo de caminar mientras curioseo las vitrinas de un centro comercial, o caminar mientras acompaño a una amiga a comprar un objeto muy específico, o caminar (subida en unos hiper tacones) varias cuadras en una calle porque al sitio al que voy no tiene estacionamiento y tuve que dejar el carro lejísimos del punto de reunión… ¡No! No se trata de ese tipo de caminata… Me refiero a caminar con ese único propósito: Caminar. Caminar como ejercicio físico.

Antes de iniciar esta rutina ya casi diaria para mí, cuando veía a las personas que caminaban súper temprano en la mañana o al caer el día en un boulevard cerca de mi casa, pensaba (en medio de una gran ignorancia) que lo hacían porque no tenían algo más productivo que hacer. Si realmente querían ejercitarse, ¿por qué no trotaban? o ¿por qué no iban a un gimnasio? ¿Qué beneficio podría traerles caminar, cuando ya de por sí pasamos gran parte del día caminando? Como siempre, el tiempo se encargó de mostrarme las respuestas…

Foto: saludpasion.com
Foto: saludpasion.com

Cuando asistí a realizarme unos exámenes preoperatorios, el médico me advirtió que tenía la presión arterial alta, por lo que me recomendó medirla diariamente e ir tomando nota del resultado, mientras que me recetó un medicamento para controlarla para la intervención quirúrgica que pretendía realizarme y que fue la causa original de mi consulta. Luego de meses entre pruebas y pruebas, un médico cardiólogo me indicó que soy hipertensa. ¡Oh, por favor! ¿Hipertensa yo? ¿Tan joven? Primero, quiero acotar que no soy tan joven como aparento, pero cada vez que me preguntan mi edad me quedé atascada en los 25 y no suelo decir más de 30 aunque pasé ese número hace algunos soles ya. (¡Sí, sí! ¡Debo aprender a decir la verdad! ¡Lo sé!) Segundo, la hipertensión no está intrínsecamente vinculada a la adultez y/o vejez. Ciertamente, cuando se supera la barrera de las 50 el cuerpo manifiesta más fácilmente algunas molestias y hasta enfermedades, producto de una especie de pase de factura por todo lo que se le ha exigido hasta ahora. Más la hipertensión, está más relacionada con un tema hereditario, pudiendo manifestarse desde temprana edad. Y, para no caer en aguas profundas y resumiendo, ¡soy hipertensa por herencia!

Entre las recomendaciones para sobrellevar esta condición, el médico me aconsejó caminar mínimo 30 minutos diarios tres veces por semana, entre otras sugerencias. Así, pasé de una vida relativamente sedentaria a una muy activa físicamente, siendo mi inicio las caminatas.

Respecto a caminar, que es la actividad que me atañe compartirles en esta nota, puedo decir con el corazón abierto (casi literalmente) que me ha ayudado en varios aspectos de mi vida. Y esas bondades no sólo las percibo yo, sino que están comprobadas científicamente.

Corazón que camina, corazón que está sano

Foto: vidaysalud.com
Foto: vidaysalud.com

Mi hipertensión fue el motor principal para mi rutina de caminar, ya que esta actividad es ideal para contralar la presión alta, favorecer el sistema circulatorio, reducir el colesterol malo (LDL) y colaborar a aumentar el colesterol bueno (HDL). Caminar reduce el riesgo de sufrir paros cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Al aumentar el ritmo cardíaco, esta práctica favorece notablemente la salud del corazón.

Cuerpo que camina, rostro que sonríe

Uno de los efectos que más me encanta de caminar es su capacidad de liberar la mente del estrés, la preocupación y hasta la tristeza. Cuando caminamos, nos relajamos, a la vez que nos llenamos de energía para el resto de nuestras actividades cotidianas. De hecho, como parte de algunas terapias antidepresivas, está recomendado caminar al menos media hora por día.

Más caminatas, menos peso

Caminar, por su naturaleza de ejercicio físico, contribuye a la pérdida de peso. Si se combina con una dieta balanceada, se pueden obtener buenos resultados en la reducción de medidas y tonificación de músculos. Por supuesto, lo ideal es unir las caminatas con otro tipo de actividades físicas, para poder obtener beneficios más notorios y en menos tiempo. Caminar también es bueno para combatir la tan odiada cellulitis.

Cerebro que camina, memoria que se alarga

Estudios han demostrado que caminar puede reducir hasta en un 40% el padecer de demencia senil, ya que baja el riesgo de complicaciones en los vasos cerebrales. Igualmente, caminar mejora la capacidad de concentración y memorización.

Estos son sólo algunos de los maravillosos efectos que puede generar en nosotros el caminar. Por eso, te invito a que escojas un lugar abierto, te pongas unos zapatos deportivos (entre más cómodos mejor) y empieces una rutina de caminata. ¡Poco a poco! A medida que vas aumentando el kilometraje y/o el tiempo que dedicas a caminar, irán aumentando tus ganas de seguir caminando y, en paralelo, la buena salud y la alegría se irán apoderando de tu vida. ¡Camina y sonríe! ¡Sonríe y camina! No importa el orden, ¡pero hazlo!

 

Albelidys Guzmán

albelidys@gmail.com

@EspacioChic

 

 

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