El dicho popular “A palabras necias, oídos sordos” es uno que sigo al pie de la letra para vivir una vida tranquila. Sin embargo, las declaraciones de Nicolás Maduro televisadas el pasado miércoles 22 de mayo, en las cuales afirmó que el mejor café del mundo no es colombiano sino venezolano, se ganaron la atención de todos mis sentidos.
En el minuto 24 del programa Miércoles Productivo publicado por El Tiempo, un simpatizante del régimen, Saúl Flores, dijo que los agricultores venezolanos deben tener mucho cuidado con las semillas de café procedentes de Colombia ya que, según él, podían atacar la agricultura con enfermedades y plagas.
Luego, en el minuto 24:24 Maduro complementó esta intervención diciendo que los colombianos “también se llevan el café de aquí. La mitad del café que está vendiendo Colombia en el mundo es venezolano. Se lo llevan. Se van con grupos paramilitares, amenazan a los productores. Todo eso lo estamos investigando. El mejor café del mundo, el venezolano“. (Ver Video)
Con todo el respeto por nuestros vecinos, honestamente identificar a Venezuela como productor de café es como pensar en Brasil como la madre del tango. Tal vez a Maduro se le están borrando las fronteras con tanto intervencionismo y ahora piensa que lo “tuyo es mío”.
No obstante, me di a la tarea de revisar los récords de países productores de café en el mundo desde 1994, cinco años antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, para confirmar si estaba equivocada.
En 1994 los primeros diez países productores del grano eran Brasil, Colombia, Guatemala, México, Côte d’Ivoire, Etiopía, Kenia, Uganda e Indonesia.
En 2000 la lista la conformaban Brasil, Vietnam, Indonesia, Colombia, India, Honduras, Etiopía, Perú, Guatemala y México.
Actualmente la lista continúa liderada por Brasil y le siguen Vietnam, Colombia, Indonesia, Honduras, Etiopía, India, Uganda, México y Perú.
Venezuela jamás ha estado en el top diez. En 2000 estuvo listado en la posición 16 y actualmente se encuentra en la 22.
Nicolás Maduro puede decir todas las sandeces que quiera. Al fin y al cabo su libertad de expresión está cubierta por la investidura de su dictadura. Pero, que se atreva a usurpar una de nuestras joyas más preciadas es una afrenta nacional.
A nivel económico, Café de Colombia no es solo una marca. Nuestro café es un estándar de excelencia que determina la calidad de los otros granos en el mundo. Más allá, es uno de los productos suaves que al lado del cacao, azúcar, maíz, trigo, soja, frutas y ganado influencia los mercados de bolsa y las economías alrededor del mundo.
A nivel personal, Café de Colombia es un símbolo de orgullo que mis compatriotas y en especial aquellos que vivimos fuera del país, atesoramos. Mis amigos y familiares gringos saben que, cuando se trata de café, conmigo nadie se mete.
Así que le digo a Maduro, dedíquese a hablar de petróleo, no porque sepa mucho sino porque es lo poco que le queda.
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