El nombre de esta zona de Bizkaia, ENCARTACIONES, parece que deriva de las cartas forales entre el señor de Bizkaia y los moradores de estas tierras. De no ser así, bien podría deberse a una mutación del vocablo ENCANTACIONES. Es, sin duda una tierra encantada, llena de contrastes en la que se conservan tradiciones y vestigios del pasado y que ha sabido convertir la historia en futuro. Una tierra con maravillosas vistas desde las cumbres y sorpresas increíbles en sus numerosas grutas.
La cueva de Pozalagua, en Karranza, uno de los municipios que componen esta comarca, esconde la mayor concentración de estalactitas excéntricas del mundo. Pequeñas y grandes “arañas” aéreas que desafían la gravedad y se abrazan entre sí como si de jóvenes y fuertes zarzas se tratase.
La cueva fue descubierta de manera casual en 1957 cuando los trabajadores de una cantera próxima hicieron estallar un barreno. Aquella explosión dejó boquiabiertos a los barreneros y desde entonces a todos los visitantes. Los trabajos para adaptar la gruta a los visitantes han logrado en un 90% la accesibilidad para los usuarios de sillas de ruedas. Incluye, además, un programa que permite experimentar la sensación que sintieron los trabajadores de la cantera cuando, a oscuras y sobreponiéndose al miedo, entraron por primera vez en la cueva. No tan llamativa como ésta pero a pocos km, en Galdames, encontramos otra cueva, la de Arenaza, que contiene muestras de arte rupestre.
Récord de estalactitas excéntricas en Carranza y récord de coches de lujo en un mismo museo .Hablamos del museo de coches antiguos y clásicos que se guardan en la Torre de Loizaga, de Galdames ; una localidad salpicada de casas Torre. En la de Loizaga, se guarda la mayor colección privada de Rolls-Royce de Europa; en realidad es la única colección del mundo que tiene todos los modelos de esta marca a la que era aficionado su propietario: Miguel de la Vía.
Si la visita no coincide con Semana Santa, la pasión que Balmaseda vive cada año en estas fechas puede entenderse con una visita al Museo de la pasión viviente. Nunca será igual que ver en persona la escenificación en la que participan los habitantes de esta pequeña localidad, que puede también presumir de tener un puente medieval y de haber convertido en museo lo que fue una fábrica de boinas, un complemento que identifica a los vascos.
En Muskiz nos encontramos con la última ferrería del siglo XV, El Pobal, donde se fabricaban los clavos con los que se construían los caseríos, los aperos de labranza y las armas con las que se batían los señores feudales. Con maquinaría actualizada la ferrería, hoy museo que mantiene la llama encendida, se mantuvo activa hasta 1965.
También en Muskiz se encuentra el Castillo de Muñatones , que se construyó entre los siglos XIV y XV y que es hoy uno de los elementos más sobresalientes del patrimonio arquitectónico de Bizkaia. No hay que olvidarse de la Casa de Juntas de Avellaneda que acoge el Museo de las Encartaciones y que fue el lugar en el que se reunían los representantes de los concejos y valles de las Encartaciones. Esta Casa de Juntas es, junto con las de Gernika y Gerediaga, propiedad de las Juntas Generales de Bizkaia que constituyen el Parlamento más antiguo de Europa.
La naturaleza es otro de los grandes atractivos de esta zona en la que se ha creado un centro de acogida de animales silvestres que no pueden ser devueltos a su hábitat. En el Karpin, en medio del sosiego del Valle de Carranza, encuentran un hogar seguro los animales que han sido objeto del tráfico, abandono o caza ilegal. Los montes de Triano, conocidos ya en la época romana por la abundancia y calidad de su hierro, se vieron transformados por las minas cuya recuperación y conversión en Vía Verde puede observarse desde el mirador del Centro de interpretación de Peñas Negras en Ortuella. Los montes Kolitza, Ordunte, el Parque natural de Armañon, la playa de La Arena hasta Kobarón –que en su día fue usado como vía de tren para la industria minera- son otros de los puntos naturales más frecuentados e identificativos de la comarca.
Pasar la noche en la comarca, muy cercana a Bilbao, no es un problema debido a la cantidad de agroturismos, casas rurales y hoteles-algunos realmente singulares-que hay en la zona. Comer bien, tampoco es problema. De hecho, la comarca puede presumir de ser de las primeras en elaborar txakolí, un vino que se prepara desde hace siglos y que en los últimos años ha experimentado una importantísima evolución. Algunas de las bodegas incluyen en la visita catas y degustación de productos típicos de la zona, como quesos o anchoas. Pero por si algo se conoce a la zona es por las putxeras, ideadas por los operarios de un tren que recorría el tramo de Bilbao a la Robla, en León un trayecto que se realizaba con reemplazos en estaciones lo que convertía un viaje de 225 km. en una aventura que podía durar días. Municipios de este recorrido se reúnen cada año en el concurso que se celebra el 23 de octubre en Balmaseda en el que se compite por lograr el mejor cocido, a fuego lento, emulando el proceso que los fogoneros realizaban los ferroviarios aprovechando el calor de la locomotora. Al putxero va lo más selecto de la huerta y ganadería de las encartaciones; solo hace falta paciencia para que cueza el chorizo, tocino, morcillas o alubias.
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