Debido a que Estados Unidos y Venezuela no mantienen relaciones diplomáticas, a los venezolanos nos toca viajar a Bogotá, Ciudad de México, Sao Paulo, Madrid o Montevideo para poder tramitar una visa de turismo. Pero algunos no han tenido que ir muy lejos y vuelan hasta la isla caribeña de Barbados como parte del periplo para poder llegar eventualmente hasta Miami, Nueva York o cualquier otra ciudad estadounidense.
Mi amiga Diana logró este año hacer una cita en la embajada de Bridgetown, la capital de Barbados, para tramitar su visa, y yo decidí acompañarla para que se pudiera ahorrar el pago de un traductor y bueno, aprovechar de visitar este destino turístico del Caribe oriental. Para ella fue relativamente fácil llegar desde Caracas, pues la aerolínea Conviasa tiene vuelos una vez por semana, los sábados, sin escala, y que tardan menos de 2 horas. Yo, por otro lado, tuve que viajar muy temprano desde Florida hasta Nueva York y luego conectar ahí con otro vuelo de JetBlue, que tomó casi 5 horas en completar la ruta entre el aeropuerto Kennedy de la Gran Manzana y el pequeño pero confortable aeropuerto local.
Barbados no exige visa de turista para los venezolanos que llegan hasta ahí para completar sus trámites en la embajada estadounidense, a diferencia de lo que ocurre con otros países del continente, lo que la convierte en una alternativa menos costosa – al menos por esa parte. Si viaja a otro país es posible que además tenga que pagar para obtener una visa de turismo de esa nación.
Y desde que el gobierno venezolano restringió los vuelos desde y hacia Panamá y la República Dominicana, viajar vía Colombia se ha hecho casi prohibitivo. Así que, tome nota: Barbados sigue siendo una opción viable si reside en Venezuela y necesita renovar o sacar su visa en una embajada de Estados Unidos.
Algo que también le funcionó muy bien a mi amiga fue que tuvo asesoría de una agencia de viajes que, como otras en Venezuela, han creado un nicho de mercado y ayudan con el proceso de conseguir la cita, gestionar el documento, obtener los pasajes y hasta el alojamiento.
Aunque nos dieron recomendaciones de hoteles y Airbnb, yo como viajero frecuente decidí hacer mi tarea. Algo que me llamó la atención desde el primer momento en que comenzamos a organizar el viaje fue que los hoteles en Barbados no son baratos. Hay muchos establecimientos “todo incluido” con precios muy altos, y otros nada lujosos, pero igual un poco costoso si se toma en cuenta que debe quedarse en la isla por lo menos una semana, pues si todo sale bien y le aprueban su visa, tiene que esperar que se impriman el documento en su pasaporte y que luego sea enviado a una oficina de DHL para recogerlo.
Después de horas y horas de rigorosa búsqueda, optamos por un apartamento que se ofrecía en la plataforma Airbnb que me llamó mucho la atención porque tenía su propia piscina y la playa quedaba a unas pocas cuadras. Algo que debe hacer cuando alquila en alguna de estas aplicaciones es leer las recomendaciones, y en realidad tuvimos mucha suerte porque el lugar resulto perfecto para nosotros dos. Además de sala, comedor y cocina, otra ventaja era que el cuarto principal tenía aire acondicionado y la piscina y jardines resultaron maravillosos. En las tardes veíamos a los monos pasar a varios metros de nosotros y a toda clase de animales de granja que llegaban para saludar.
Tenga algo en mente si alquila un apartamento: muchos no cuentan con aire acondicionado, o cobran un monto adicional si desea utilizarlo a la hora de dormir. Y créame, lo va a necesitar. El calor en Barbados puede resultar abrumador.
Otra gran ventaja fue que la propietaria nos puso en contacto con un chofer de confianza, quien nos fue a recoger al aeropuerto y nos llevó a la cita en la embajada. A él lo pudimos contactar vía WhatsApp con anterioridad para coordinar horas y saber cuánto nos iba a cobrar.
Aventuras caribeñas
Nos quedamos en el área llamada Oistis, que es entre el aeropuerto y Bridgetown. La playa que quedaba cerca realmente era perfecta, no solo por la calidez del agua y las blancas arenas, sino porque prácticamente no había nadie durante el día, con excepción de una que otra pareja de turistas que como nosotros aprovechamos para monopolizar los rayos del sol.
A pocas cuadras estaba un supermercado, donde si bien se consigue de todo, los precios son astronómicamente altos. También hay un par de restaurantes, uno a orilla de la playa que es ideal para tomar un trago justo a la hora del atardecer. Y hay un mercado de pescadores muy famoso, con toda clase de puestos de comida y donde los viernes por la noche hay música en vivo y entretenimiento familiar.
Prácticamente, a unas pocas cuadras del mercado de pescadores se encuentra Miami Beach, también conocida como Enterprise Beach, una hermosísima playa con todas las comodidades y donde también hay hoteles y restaurantes de lujo. Pero no tiene que ser huésped de uno de ellos para poder disfrutar de este rincón de Barbados, desde donde podrá contemplar increíbles atardeceres.
Sobre la visita a la embajada solo puedo decir que el trato fue muy bueno y el objetivo de mi amiga se cumplió. Ya lo que nos quedaba era esperar unos días por su pasaporte y disfrutar de la isla.
Como los precios son muy altos – transporte en taxi y restaurantes – y mi intención desde el comienzo fue solo ir de visita para ayudarla con los trámites, yo decidí pasar el resto de la semana entre la piscina y la playa.
Pero hay muchas cosas para hacer y visitar, así que atrévase a descubrir esta isla caribeña.
Cada lugar en Barbados está repleto de historia y promete nuevas experiencias, descubrimientos y recuerdos para toda la vida. Tesoros naturales poco conocidos como el tranquilo Long Pond, o nadar con las tortugas, probar el ron más antiguo del mundo o darse un chapuzón con los lugareños en el jacuzzi natural de la playa Hot Pot.
Atrévase también a caminar por idílica costa este, jugar dominó en una de las más de 1,500 tiendas de ron en la isla y probar un delicioso fruto de pan asado, bañado en mantequilla, en uno los innumerables puestos de comida que se encuentran al borde de las carreteras – ¡recuerde que aquí se maneja del lado izquierdo!
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