Nos vamos adentrando en el corazón de las Carolinas y nada mejor que hacerlo en Asheville, uno de los centros turísticos más visitados ubicados a 2.30 horas de viaje en auto desde Charlotte. Para conocer Asheville debes empezar por sus monumentos y sus puntos de interés como lo son la casa del escritor Thomas Wolfe, sitio donde vivió. El edificio fue una verdadera casa de embarque en su época, con capacidad para 40 personas, ahora sirve de museo y cuenta con una pequeña tienda de regalos. Si tienes interés en la literatura te recomiendo no dejar de lado esta visita. Puedes optar por visitar el Cementerio Riverside que está ubicado dentro de 87 acres donde personajes de la historia como generales de la guerra civil, escritores y otras figuras relevantes han sido enterradas.
Si estás interesado en su historia a profundidad tienes la opción de hacer una visita guiada donde te brindarán mucha más información de la que puedes adquirir sin este servicio, que es adicional y de acuerdo al bolsillo de cada visitante. Si por el contrario deseas solo recorrer sus bellos jardines disfrutando del paisaje verde y frondoso, y de la paz en un ambiente natural, eres siempre bienvenido. No puedo dejar de mencionar el recorrido por las tiendas de artesanías de Grovewood Village donde el arte y la historia local que se desprende del museo de autos antiguos se unen para dar a conocer al turista el desarrollo que envuelve a la ciudad de Asheville.
Asheville: Atractivos
Uno de los atractivos más populares es el afamado Biltmore Estate que fue ordenado en construcción al arquitecto Richard Morris Hunt por George Washington Vanderbilt II.
La arquitectura de esta residencia que todavía pertenece a los descendientes de la familia Vanderbilt se levanta elegante y airosa en la mitad de 125.000 acres entre colinas redondeadas y bosques espesos. Te aseguro que un día no basta para recorrer sus instalaciones ni sus alrededores, es por eso que si vas a planear una escapada a este lugar de ensueño, debes ir preparado en todos los sentidos.
En el centro de la ciudad podemos encontrar iglesias, una muy hermosa es la Basílica de San Lorenzo (Saint Lawrence) que fue construida con un arquitecto español de apellido Gustavino en el año de 1905. Su fachada de ladrillo y sus cúpulas son dignas de admirarse, en especial su embaldosado interior y su arte religioso sencillo pero muy selecto. Existe en la ciudad un sinnúmero de museos y galerías con muestras de arte informal y muy creativo, la música en vivo está presente todos los meses del año en algún rincón de la urbe, los edificios históricos como el Grove Arcade que está situado en Battery Hill la embellecen. Cabe recalcar que este edificio de tiendas y oficinas abrió en 1929 y sigue en pie hasta el día de hoy. Aquí puedes encontrar variedad de productos de belleza ecológicos.
Si solo vas por el día, existen cafés y restaurantes donde se realizan catas con productos de la temporada y hay deliciosas cervezas artesanales que puedes disfrutar como lo hicimos nosotros en la cervecería Belga (New Belgium Brewing Company) donde después de un recorrido de 1.30 horas llegamos al carrito de comida tailandesa dentro de las instalaciones.
“The chocolate fetish” es otro de los puntos que no puedes obviar en tu recorrido por la ciudad, queda en la calle Haywood. Es una galardonada chocolatería y considero que es un buen lugar para saborear algo dulce con toques exóticos como La joya de India que está elaborado con coco y un ligero toque de curry, Chai Moon hecho en una base de chocolate blanco y té especiado y mi favorito. el pumpkin pie.
Asheville es una ciudad respetuosa del medio ambiente, romántica y a la vez activa, es una ciudad de contrastes donde la buena gastronomía está presente y no le pide favor a ninguna metrópoli, enmarcada por las montañas Blue Ridge, te acogerá con su galantería sureña en cualquier mes del año. Escogí esta joya urbana para ustedes, espero que la disfruten tanto como yo lo hago en cada visita.
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