El nacimiento inaugura lo biológico, la conciencia, comenzará después, quizá nunca en muchos casos. Las luces que encienden la vida requieren el movimiento del trabajo interior.
El miedo niega con la cabeza, el amor permanece desalojado de la vida, muchos se autoengañan, algunos transfieren la felicidad para la próxima encarnación, empero unos pocos, sospechan que la vida es otra cosa, y comienzan a buscar la salida de la rutina y al encontrarla, buscan la puerta de entrada a la vida, esto es: aprender a vivir.
Hay muchas maneras, la nuestra se basa en las sabidurías ancestrales, y le propone al alumno empezar por el camino de la felicidad. Destacada ella como meta, se constituye el camino a la vida. Para iniciarse a este camino previamente hay que embolsar los miedos, presentar los accesos a la frivolidad, modelar las creencias innecesarias gradualmente, hasta romperlas, cerrar la cremallera al pasado luego de extraer la enseñanza, y reuniendo todos los retazos del tiempo, refundar nuestra existencia, inaugurando una nueva etapa con la decisión de ser feliz sin más motivo que el de estar vivos.
La ausencia de amor deja el cadáver de la vida sin magia ni sentido. La felicidad es la transfusión de energía que posibilita el amor; cuando él se hace cargo de la vida podemos sentir el parpadeo de la eternidad en cada instante, el amor nos devuelve el poder y se constituye en garantía de la libertad, que deja en libertad a la lúcida espontaneidad. La felicidad le dijo al amor que ella tiene pocas necesidades, el amor nos reinstala en el orden cósmico, la libertad celebra la reducción de las necesidades y se recuesta tranquilamente en la hamaca del tiempo bien aprovechado, ahí se encuentra con La Paz, que suele presentarse cuando la felicidad, el amor y la libertad se reúnen en un mismo punto.
Cuando parecía completo, algo rosó la piel de los invitados, era la salud. Es casi transparente pero su ausencia muy notoria, junto a ellos se la ve saludable, les recuerda que sin su presencia nada es posible. Aprender a vivir es desplegar el potencial que todos traemos, saber inaugurar la felicidad que convoca al amor, que liberará a la libertad, que instalará La Paz y crea las condiciones para una salud duradera.
Aprender a vivir es lo único importante y urgente que precisamos aprender a nuestro paso por la tierra. Antes eran círculos iniciáticos, conocimientos secretos, laberintos formativos reservado para pocos, actualmente y ante una humanidad que se arrastra por la no vida en escenarios de autodestrucción levantamos la mano, pedimos la palabra; esta magullado el humano, sin embargo aún es posible, aprender a vivir.
Hemos traído ese conocimiento para entregarlo a quienes sientan la urgencia de aprender a vivir y la decisión de invertir su energía en este supremo aprendizaje, que les devolverá las alas, para volar a la vida plena.
CHAMALU
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