Asombrosa es la forma con la que hoy el universo nos tomó sin respiro, conteniendo el aliento. Nos muestra que muchos van rápido y ciegos, como también hemos ido nosotros alguna vez.
Hace exactamente un año vivía una de las experiencias más hermosas que he podido disfrutar en mi vida: oficié la boda de dos grandes amigos… La magia y el espíritu de globalización de las culturas se hacían un hueco entre las mesas, donde casi un centenar de personas de diversas nacionalidades brindaron al unísono por el amor y la libertad.
Irónicamente, en lo que habitualmente llamamos “una vuelta al sol” nos encontramos ante una de las crisis de mayor impacto a escala mundial. El Covid—19, que llegó para “coronar” de miedo e incertidumbre a una sociedad en la que los sentimientos, el amor y la preservación de la humanidad se convirtieron en un producto decadente que a nadie le interesa llevarse del supermercado.
Desde la comodidad de mi cuarentena he tratado de reflexionar acerca de las circunstancias que nos han llevado a esta tesitura, que, sin duda alguna, va más allá de una influenza o una plaga que está llegando a todos los rincones del mundo. Me he preguntado, una y otra vez y hoy lo hago en voz alta: ¿Realmente hemos valorado el precio que tiene la libertad y el amor en nuestro planeta?
Pareciera que la palabra libertad y amor no van de la mano en muchos aspectos, sin embargo, en mi criterio, son como dos buenos amigos que no se separan por que juntos pueden combatir los peores mal del ser humano.
La libertad, coartada justificadamente por los dirigentes de nuestros países y líderes mundiales, jamás fue tan valorada. Creo, en 36 años vividos, que no he visto tantas muestras de solidaridad, tanta necesidad de saludar al vecino, dar los buenos días, sonreír al que nos atiende en la ferretería o agradecer a quien nos sirve el cappuccino en la cafetería.
Es increíble e incomprensible que tengamos, como sociedad, que vivir una situación de cuarentena, de encierro e incertidumbre –si, esta última palabra me tiene atormentado– para dar espacio y abrir la mente a la importancia de comunicar, de abrazar, de sentir y de respirar.
Asombrosa también es la forma con la que hoy el universo nos tomó sin respiro, conteniendo el aliento. Nos muestra que muchos van rápido y ciegos, como también hemos ido nosotros alguna vez.
Esto que nos ha hecho clic en nuestras vidas, disfrazado de virus, nos ha demostrado la vulnerabilidad de los seres humanos, pero, por sobre todas las cosas, la fragilidad que tiene la humanidad, nuestra propia fuerza interna y el poder tan mágico que tiene el regalar momentos, valores, sonrisas y amor.
El bastón de un mago hará brotar el amor de nuestro planeta
Hace muchos años leí una frase que decía “disfruta de la capacidad de sentirte frágil, porque la humildad hace brotar el amor de muchos magos” No recuerdo quién la dijo o en el contexto en el que estaba expresada, pero hoy puedo mirar con asombro como la falta de humildad y de fragilidad nos ha hecho pensar que somos indestructibles, que somos poderosos.
Y, créanme, nada más salir a las calles en estos días nos demuestra la fragilidad de nuestra raza, esa que se ha jactado de usar el amor propio, para excusarse al momento de entregarse, aquella misma raza que ha preferido cobardemente esconderse, jugar o manipular los sentimientos de sus coetáneos para asegurar su propia supervivencia.
Desde mi cuarentena, me detuve a pensar en los sentimientos de los que caminan a mi alrededor, de aquellos que me dan paso en el semáforo, de quienes me venden la aspirina o simplemente me tropiezan en la calle, tristemente me di cuenta que hemos obviado lo más obvio de una raza que se creía o se cree superior, la humanidad, siendo esta un gran sinónimo de sensibilidad, de compasión, solidaridad y, por supuesto, de amor…
Hoy todo se resume en el amor, pero no ese que pregonamos al esconderlo, o que ocultamos o que fingimos; sino aquel que se expresa, que se da en una sonrisa, en una aventura, en un gesto, en un acto de buena voluntad, un acto de afecto para quienes nos entregan algo más que un simple coexistir en el planeta…
No recuerdo bien quien escribió acerca de la magia de los magos, pero estoy seguro que ahora, más que nunca, con humildad, debemos sacar nuestro bastón para que de él brote la pasión que tanto necesitamos y que, inconscientemente nos negamos a aceptar y dar de manera global, para que esa misma magia haga del planeta no sólo un lugar más global, sino más libre y lleno de amor.
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El amor y, desafortunadamente, la estupidez nos seguirán movilizando. Parece ser que el miedo es el único que puede llegar a paralizarnos en algún momento. Como que de eso va la vida ¿No?
Gracias por invitar a esa reflexión, José Tadeo.
Que buen articulo! Sin duda muy oportuno en todo este torbellino que estamos viviendo en el mundo entero. Creo que es sobre todas las cosas un momento para reflexionar y darnos cuenta de como estamos como sociedad, de querer realmente ser mejores cuando todo esto pase, de ser capaces de dar y recibir amor, de ser solidarios con el otro, un valor que a día de hoy me parece uno de los mas útiles, porque este virus nos hace pensar en el otro, en que me cuido pero no solo por estar bien yo sino para cuidar también de los que están a mi alrededor.
Excelente queda demostrado que somos vulnerables ante este situación
Una muy bella reflexión en este momento tan amargo que todo el mundo está viviendo y que nos invita a reflexionar si de verdad nosotros valoramos nuestro planeta si valoramos esos abrazos esos buenos días que hoy nos hacen tanta falta. Gracias Tadeo
Excelente artículo. Me gustó eso de la relación entre libertad y amor «dos amigos que no siempre están de la mano». Ojalá el liderazgo mundial y la gente en general saque algo bueno de esta dura lección. Saludos
Excelente reflexión Joseph! muchas gracias pro compartirlo. Ciertamente, se trata de recobrar la humildad y también la pasión. Comenzar a ver con nuevos ojos todo lo que nos volvió ciegos. Te deseo salud y bienestar. Saludos!
Dejemos de reprimir los sentimientos, démosle LIBERTAD. Excelentes palabras amigo, un abrazo apretado!
Es tan obvio lo que tenemos en nuestra vida cotidiana que por obvio pasamos por alto lo que verdaderamente es importante, espero que de esta situación podamos aprender a valorar el simple respirar porque es la primera muestra de estar vivo…..excelente escrito
Mi Tade, gracias por estas palabras que nos invitan a reflexionar. La humanidad, rara vez recordada cuando se vive en una burbuja donde todo “funciona”. Qué Dios nos bendiga a todos 🙏🏻
Muy cierto, es el momento de cambiar y ser mejores personas para un nuevo renacer después de esta epidemia. Gracias por compartir
Así mismo es me encanto el artículo, hay cosas que tenemos que aprender De todo esto y es dejar de ser egoísta y pensar solo en nosotros y pensar en el bien común , y pensar un poco en el bien que podamos aportar. Recordemos que estamos en tiempos de crisis mundial. Y esto tiene que se servir de reflexión para la humanidad.