Con el comienzo del año escolar, se reinician para nuestros hijos exigencias a sus funciones cognitivas. Si bien las personas y en especial los niños están continuamente aprendiendo, está claro que las condiciones de aprendizaje en los espacios formales, como lo es la escuela, ameritan de disposición voluntaria para la utilización de cada una de estas habilidades.
De las más importantes para el aprendizaje están la atención y la concentración, funciones iniciales en el proceso de aprender y claves para permitir que la información sea captada por los sentidos y procesada por el cerebro. Se entiende por atención a una característica de la percepción, la cual funciona como un filtro que selecciona qué estímulos de los que nos rodean son importantes y cuáles no, para ser procesados. Por su parte, la concentración es la actividad mental donde se centra la atención en el objeto o situación particular, exclusivamente y por tiempo prolongado, dejando de un lado el resto de los estímulos.
Dichas funciones pueden verse afectadas por factores fisiológicos, psicológicos (cognitivos y emocionales) y sociales. Es importante que, si somos notificados de alguna dificultad de nuestros hijos, en alguna de estas funciones por parte de los maestros, indaguemos inicialmente las condiciones en cada una de estas áreas. Es necesario descartar la ausencia de aspectos simples en primer momento, como la presencia de un resfriado, malestar físico o hasta la calidad del sueño de nuestros hijos. El cuerpo necesita estar en buenas condiciones y descansado para atender y concentrarse.
En el plano emocional, debemos evaluar cómo están las dinámicas familiares. Debemos entender que nuestros hijos, como parte del grupo familiar, no son indiferentes ni desconocedores de los posibles problemas que se estén presentando. Igualmente, revisar nuestras rutinas con los niños en cuanto a las actividades académicas: ¿Tenemos horarios establecidos? ¿Estamos como padres emocionalmente dispuestos a acompañarlos en sus deberes escolares? ¿Tienen modelaje de trabajo atento y concentrado por parte de nosotros? ¿Cuáles ideas se manejan en la familia con relación a los estudios? El plano emocional es el principal aliado de los procesos cognitivos.
En lo relativo a aspectos ambientales y sociales, las condiciones del entorno donde se realizan las actividades escolares tienen mucha influencia. Debemos proveerles de espacios despejados de excesiva estimulación, considerar el proceso académico de nuestros hijos parte de las responsabilidades del hogar, tanto como hacer los quehaceres o pagar las facturas. Ambientes controlados y padres comprometidos, son herramientas importantes para conseguir consolidar estos procesos.
No podemos dejar por fuera la revisión de alguna circunstancia en la escuela que esté perturbando a nuestros hijos. Manejo de la maestra, condiciones del salón de clase, relaciones con los compañeros; podríamos encontrar allí algunas respuestas.
Sin embargo, si aún revisado o modificados los elementos perturbadores, nuestro hijo permanece sin conseguir ser suficientemente atento y concentrado, como es lo esperado para su edad y grado escolar, entonces debemos pensar en consultar a un especialista que nos ayude a encontrar las causas y nos indique el plan de acción para mejorar dichas funciones.
La idea más importante a considerar es que cuando nuestros hijos se distraen en clase, lejos de amonestarlos y pensar que es una “majadería de ellos”, comencemos a investigar la posible causa. Casi nunca es por capricho de ellos.
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