Al Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí | La Nota Latina

Al Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí

 

Las pinturas no reflejan los cambios del mundo natural y menos aún el conflicto ético y psicológico. Y en esto reside la gran diferencia entre la literatura (la poesía) y las artes no verbales. El Cristo de San Juan de la Cruz se considera hoy un ícono del Movimiento Surrealista y una de las más prestigiosas obras del artista dada la originalidad en el manejo de la perspectiva. El poema representa un acceso a la pintura desde la palabra, tratando por ejemplo, de explorar el encuentro de lo místico con la ciencia, con la geometría.

 

 Al Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí

Hay días en los que es más urgente despertar

Cuando tocados por el pánico,
la oscuridad se derrama sobre nosotros.
Hoy mis pupilas han quedado
alertadas por la gracia de tu sueño.
A su umbral me acerco.
Es una hendidura en la tela
Para que cada uno sea.
Quien lo pintó incluso su iris se inclinó
al ver su propia obra,
la inmensidad de cada detalle
y su todo
que tanto no necesita.

No viene con línea de horizonte
Ni con barra de significación.
Sí, un sentido de efectos encadenados
y esparcidos en la tela.

Ondas gravitacionales,
traen paisaje que es el universo mismo
a partir del átomo que lo define.
La luz viene desde no podemos ver,
desde donde naufraga la oscuridad.

Con certidumbre, sabía lo que tenía que decir,
derrotó a la antigua geometría.
Einstein fue su amigo y la alianza
nos brindó, el Uno y su Trinidad.

No improvisó el alma de las cosas
Tempranamente
tenía tatuada la Cruz de Cristo
en sus ojos.
Vio lo que faltaba, lo que sobraba y
pintó lo que no se ve.
Y todo sin capricho ni extravagancia.
Abrió la cerradura del misterio
y con sus ojos mordió con dientes
afilados cada fragmento

En el tiempo de la bahía,
está el bote de pescadores
que no dicen Amén.
Si miraran hacia arriba
Sentirían lo que hay que sentir
de dolor, de protección, de serenidad.
Es un lavado de Gloria.

Ató en un ramo
el abajo, la cruz flotando debajo de Cristo, y el más allá.
El rostro no ha quedado en el camino,
es el Antiguo Testamento judío que habla

Relámpago visual
de una divinidad desbordante de humanidad.
Donde hay agonía apaciguada,
crece la doctrina amable
para el que sufre ahora.

Tela queda sin penumbra,
sin clavos, sin corona de espinas
con dolor pleno de hospitalidad
No predice oscuridades
Líneas hablan de refugio
luminoso, uniendo
encarnación y resurrección.

¿Es el fin cercano?
¿Es el comienzo cercano?

¿Ante tanta oscuridad,
levantaremos la mirada para ver la luz?

 

Del libro disponible en Amazon:

Quiénes encienden nuestra alma

(poemas dedicados a poetas y pintores)

 

Eduardo Escalante
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