Uno viaja entre puertos y estaciones. Uno trata de salvar del olvido las caras, las voces que se han distanciado. Vivimos de reminiscencia, es cosa de mirar al universo y lo que vemos ya no está. Estamos dotados para apropiarnos de lo esencial, siempre y cuando sepamos lo que es cáscara. Es condición previa a la vida plena. El poema puede tomar un hecho simple y destemporalizarlo, instalándolo en lo eterno. Nadie olvida el primer amor, el nacimiento de los ojos, la partida de quienes más queremos. Un poema rescata el olvido y abre los ojos a lo que pasa o se acerca.
Aguas cristalinas
El paso de las estaciones. Los atardeceres.
No los dejo ir.
Tratando de entender. Los atardeceres.
Muchas conversaciones, mirando las estrellas que llegan.
Me expando en la quietud no sin yo, pero con algo de nosotros
sintiéndonos en línea
no hay repertorio de trucos
mano firme ante la injusticia
cuidando el peso de la inocencia
me constituyo con mi propio sol y luna
empujo firme el contra-reloj cuando el estrés
no brindo con beligerantes
no hay trayectoria errónea
no elijo tren con destino incierto.
Me encuentro entre el día de lluvia y la claridad del después.
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