En última instancia, cuando la naturaleza y los días muestran sus inclemencias, el escritor acude al refugio de la palabra que invoca días mejores, alza una voz para preguntarse acerca de lo que reina en la oscuridad y sobre la escritura que ha de poder salvar.
A las insolencias de los días
Orar
Tanto suceso perdido,
Tanta desdicha
Pero somos mejores que eso.
Di que somos mejores.
En los escaños de la plaza diseminados lateralmente y
en el jardín naranja, he pedido estar donde
el verde oleaje, pero libre del vaivén del mar.
granos de los cielos
destilan gotas dulces
las llevaré a casa
Sigo mi liturgia diaria:
acero, piedra, lluvia, sol, sonrisas
Nada se oscurece si nos movemos
en un océano de trigo.
Dejo refugio a los días que necesitan consuelo
como al goce que necesita incubación.
Los niños beben alegría en la fiesta de cumpleaños,
despreocupados se deslizan por los árboles.
Dejemos que se destile
el peso del mundo,
embriagados en ceguera
no hay luz de guía.
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