Recuerdo haber estado sentada en aquel consultorio un día de Noviembre del año 2001. Tenía apenas unos pocos meses de haberme casado y me realizaba un chequeo ginecológico, escuché la frase “tiene Síndrome de Ovarios Poliquísticos y puede que se le haga difícil concebir”.
Unos dos años y medio luego de aquel diagnóstico, caía sumida en una depresión pues parecía no mejorar y mis intentos de vencer al temido monstruo de la infertilidad habían sido fallidos. Nunca he manejado bien la insertidumbre y me parecía que era el estado natural de mi vida en aquel momento. Estaba obsesionada con la idea de tener un bebé mientras mi reloj biológico no tomaba pausa. La pregunta “cuándo vas a tener un bebé?” era una lanza que me atravezaba y como buena latina, crecí con la concepción de que te haces mujer al momento de tener tus hijos.
Como todo momento de crisis en la vida, llega un punto donde tocas fondo y eso me pasó a mi. Toqué fondo y me vi enfrentada a dos opciones, o me daba por vencida o buscaba como salir adelante. Estar escribiendo este artículo para ustedes es muestra clara de que decidí seguir adelante y a partir de ese momento inicié un proceso de auto-ayuda para recuperar mi vida después del diagnóstico.
- Decidí enfocarme en mi salud en vez de quedar embarazada: Quise redireccionar mi pasión a cuidar mi cuerpo y llevar un estilo de vida más saludable. Esto representaba una ganancia para mi quedara o no embarazada. Fué así como en vez de pasarme horas buscando información nueva sobre mi condición de infertilidad o posteando en comunidades de este tema, me dedique a estudiar sobre opciones saludables de alimentación.
- Me auto-perdoné: Descubrí que durante todo el tiempo después del diagnóstico me había culpado del mismo, que cargaba conmigo una pesada mochila de rencor hacia mi misma. Comprender que yo no era responsable de la infertilidad sino solo una batalla más de vida que me tocaba luchar fue gratamente liberador.
- Retomé mis amistades: La infertilidad me había puesto en una posición incómoda porque me había alejado de mis amigas que ya tenían niños y de las que no, en pocas palabras me convertí en un ser solitario. Retomé mis amistades antiguas y me enfoqué en hacer nuevos amigos. Fue muy reconfortante volver a vivir mi vida.
- Compartí mi carga: Durante esos años escondí mi infertilidad como una cicatriz vergonzosa pero compartir la carga de lo que me pasaba fue una experiencia muy enriquecedora. Descubrí que mis amigos y la gente en general se interesaba por escucharme, por aprender sobre mi condición y hasta me compartían historias de éxito e informaciones generales que pudieran ser de interés para mi. Lo que un día cargué sola lo llevaba de manera compartida y la carga era mucho más ligera.
- Practiqué deportes: El ejercicio libera hormonas que combaten el estress, decidí comenzar a jugar volleyball. Nunca había jugado ese deporte y el primer día en la cancha me sentía algo tonta pero con el tiempo hice grandes amigos que entre risas y juegos me hicieron recuperar mi vision positiva de la vida.
- Reconstruí mi yo espiritual: Hice de la oración y de la meditación practicas diarias en mi vida. Al reconectarme con mi parte spiritual pude darme cuenta que yo era parte de algo mucho más grande y que no estaba definida por lo que me pasaba, que podia sacar algún provecho de todo eso y con ello ayudar a otras personas. No me sentí sola jamás.
- Convertí mi condición en una causa: Si, estaba batallando contra la infertilidad pero al igual que yo otras muchas mujeres alrededor del mundo lo hacían. En vez de lanzarme a llorar y lamentarme decidí convertirme en una miembro respetada de las comunidades que visitaba, en compartir información valiosa y en educar a las personas en el impacto que tiene la infertiidad en la vida de una mujer y en la vida de pareja. Pasé de ser parte pasiva a ser parte active.
Unos 4 años después fuí bendecida con mi primer embarazo, y el segundo vino unos 4 años y medio después. Me tomó un total de casi 12 años tener a mis dos hijas, tiempo que pude pasarlo en total derrota o viviendo una vida de total Victoria. No es una batalla sencilla pero con la actitud correcta puedes convertirla en una experiencia que sea de crecimiento para ti y para otras mujeres que la enfrentan.
@teamguerreras
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