Las ideas se presentan de manera automática en nuestra mente, y van dando sentido y forma a nuestro “aquí” y a nuestro “ahora”, desde nuestro “allá” y “entonces”. Acumulamos ideas, creencias, etiquetas que van definiendo y redefiniendo nuestra vida. Armamos espacios, historias y en ellas introducimos personas a las cuales les permitimos protagonismos o no. Tomamos etapas de nuestra historia de vida con la firme decisión de vivir los acontecimientos desde la seguridad que podemos cambiar su perspectiva. Sin embargo, estamos muy atentos a los indicadores que nos orientan a reconocer esos puntos de cambios que se muestran de manera crítica en ciertos episodios. En el día a día, vamos sintiendo entre muchos otros aspectos, los siguientes:
1.- Mal humor la mayor parte del tiempo.
2.- Deterioro de la salud.
3.- Sensación de inestabilidad e insatisfacción.
4.- Poca tolerancia a la frustración.
5.- Sensación de no disfrutar del día a día.
En esa etapa donde se introduce al cuento de vida algún momento crítico, el ego se antepone a ser trabajado por la razón, no permitiéndonos llevar a un estado emocional beneficioso y contactar con nosotros mismos y con nuestras emociones. En el nudo se toca fondo, por ello es necesario activar la inteligencia emocional a través de:
*Identificar que estamos interpretando las situaciones que nos ocurren como si no contáramos con herramientas para trabajarlas.
*Usar el nivel de estrés como un agente activador del movimiento y acción para canalizar opciones de solución, ya que las situaciones puedes adaptarlas a ti, negociarlas emocionalmente o simplemente retirarte.
*Activar la inteligencia emocional que va a ser un elemento de trabajo para reconocer qué podemos tolerar, que no y realizar los cambios necesarios.
*Reconocer los factores y elementos de apoyo con los cuales contamos, la familia, religión, actividades que nos agradan hacer y amistades. Activar nuevos personajes, nuevos escenarios.
La vida definitivamente puede ser vista como un cuento que contamos de manera individual y poseemos la capacidad de poder narrar nuestras historias a nuestra manera, estilo y con ese toque especial que cada uno puede darle.
Es necesario aprender a contarnos nuestro propio cuento de vida de una manera que nos haga sentir tranquilidad en el día a día, con apertura a ver oportunidades en lo más sencillo; saber definir los personajes, seleccionar los capítulos y escenarios donde queremos desenvolvernos. Todo cuento tiene un inicio, un nudo y un desenlace.
Hasta la próxima entrega y haz que algo bueno suceda en tu vida.
Twitter: @marialem36
E-mail: morales.maria111@yahoo.com
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