Tareas escolares: ¿son realmente necesarias? | La Nota Latina

Tareas escolares: ¿son realmente necesarias?

Empezaron las vacaciones de verano de mi hijo y con éstas una pausa al corre que corre de las mañanas. Así que ayer, mientras disfrutaba mi café del desayuno, leí un artículo en una revista colombiana sobre los cuestionamientos de la Organización Mundial de la Salud hacia la efectividad de las tareas escolares, presentándolas como una carga para los estudiantes y la causa del estrés y falta de socialización en la niñez y la adolescencia.

Me di a la tarea de buscar los resultados más recientes de las pruebas PISA 2015 –citados por la revista– y encontré notables discrepancias. Según el artículo, Noruega y Suecia puntean la lista ya que sus políticas de educación limitan el tiempo de tareas escolares, cuando en realidad se encuentran en los puestos 24 y 28 respectivamente.

En contraste, los países que verdaderamente lideran la prueba (al igual que lo hicieron en la PISA 2012) son los países asiáticos. De los diez primeros países, siete son del lejano oriente.

Encabezando la lista está Singapur, una de las cuatro economías conocidas como “Tigres Asiáticos”, la cual ha logrado una industrialización acelerada y un crecimiento excepcional por encima del 7% anual, desde su independencia de Gran Bretaña en 1963. Actualmente, Singapur ocupa el quinto lugar en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU y tercero en el GDP (Producto Interno Bruto).

En gran parte, el crecimiento sostenible de Singapur es atribuido a su compromiso con la educación. El entrenamiento de los profesores es centralizado y los docentes son elegidos entre el 5% de los mejores graduados universitarios de todas las disciplinas.

Si bien es cierto que el sistema de Singapur ha sido criticado por la excesiva implementación de pruebas desde la temprana edad (algunas empiezan a los cuatro años), el tigre de la educación ha logrado capacitar su mano de obra por encima del estándar mundial al tiempo que disminuye la dependencia de los subsidios del gobierno.

En otras palabras, al disminuir la mediocridad de la educación se disminuye la pobreza.

Ahora, la responsabilidad de aumentar la calidad de la educación no se le puede dejar a los profesores y a las entidades educativas. Aunque los niños y adolescentes pasan gran parte de sus vidas en las escuelas, el refuerzo de los conceptos aprendidos es definitivo para complementar el hábito de estudio independiente en casa.

Es cierto, hay proyectos escolares que caen en la ridiculez. Aún no me ha tocado pues mi hijo acaba de terminar kinder, pero le he escuchado a varios amigos, tanto en Colombia como en Estados Unidos, los casos de tareas que parecen retos de la NASA convirtiendo las salas de los hogares en laboratorios y talleres mecánicos.

Los sistemas de educación, las técnicas de enseñanza y la duración de las jornadas de instrucción requieren actualizaciones constantes para mantenerse a la vanguardia de la evolución de sus sociedades. Pero, de ahí a eliminar por completo las tareas para la casa lo único que logra es añadirnos a los padres más trabajo para mantenerlos ocupados.

En mi opinión la pregunta no debería ser si las tareas son o no necesarias, sino qué tipo de tareas se deben mandar a la casa. Como dice el dicho: “La práctica hace al maestro”.

Xiomara Spadafora
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