La bloguera de viajes María Eugenia Ginés visitó los Cayos de la Florida y quedó maravillada con uno de los principales atractivos turísticos de Cayo Hueso: la casa donde el escritor Ernest Hemingway vivió durante más de 10 años. De allí extrae el tema de la piscina y su particular historia.
En días pasados anduve de guía turística por uno de mis lugares favoritos, el colorido y siempre animado Key West, la última isla habitada de las 1.700 que componen el archipiélago de los Cayos de la Florida. La mayoría son muy pequeñas y no todas habitadas; 43 de ellas están conectadas por puentes.
Si visitas Key West, la palabra que más vas a ver usada es “Southermost”. Al ser el punto más meridional en los Estados Unidos continentales, hay una parada obligada en una boya negra y roja que tiene el logo de la República de la Concha (¡espero que no me esté leyendo ningún amigo argentino!) o el Conch Republic, que hace referencia a ese 23 de abril de 1982 en el que Key West se declaró en secesión y fue un país independiente… por un día y que marca el punto donde estás a solo 90 millas de Cuba.
Entonces, está el hotel “southernmost”, la casa “southernmost”, el selfie “southernmost”, en fin. Además de todo lo “southernmost”, hay un nombre que también verás más que cualquier otro en la isla: Ernest Hemingway. El escritor norteamericano más celebrado del siglo XX hizo de Key West su hogar por casi toda la década de los treinta, mientras estuvo casado con su segunda esposa, Pauline Pfeiffer, antes de irse a vivir a Finca Vigía en San Francisco de Paula en las afueras de La Habana, Cuba, con la tercera señora Hemingway.
La famosa casa de Whitehead Street en Key West fue un regalo de matrimonio de un tío de Pauline y tuvo un costo de $8,000. Aunque la casa necesitaba mucho arreglo, la pareja vio el potencial que tenía, la arreglaron y se instalaron allí. Era una casa lujosísima para la época, con el único sótano en Key West que ha aguantado el embate de huracanes y un detalle muy especial: era la única casa privada en Key West en tener piscina. Y eso es lo que les voy a contar hoy, la historia de la piscina de los Hemingway, esposa No. 2.
No es una historia muy rara, te la cuentan todos los guías en el recorrido de la casa. En 1938, cuando fue terminada, la piscina tuvo un costo de $20,000, el equivalente a $335,000 hoy día. Un lujo sin precedentes para una residencia en los años treinta, no solo por el precio, sin por el brutal trabajo de cavar el hueco de 24 pies de ancho por 60 pies de largo y 10 pies en la parte más honda, en puro coral como es el terreno de Key West. Fue un absoluto logro arquitectónico.
En el espacio donde está la piscina, Ernest tenía un ring de boxeo, donde practicaba con algunos amateurs locales. Aunque se dice que Pauline construyó la piscina como venganza al enterarse que a ella también la habían “coronado”, los historiadores de la casa afirman que fue el mismo Ernest quien encargó la construcción de la piscina, pero al partir a uno de sus viajes a España a cubrir la guerra, dejó a Pauline encargada de supervisar la obra y no es un secreto que se quejaba del costo que seguía subiendo y subiendo. Se dice que en una acalorada discusión sobre los costos excesivos de la construcción, Hemingway le dijo que ya que le había quitado casi hasta su último centavo, que ya de una vez, se quedara con el último. Se sacó un centavo del bolsillo y lo tiró furioso al piso. Con el cemento fresco de la construcción de la terraza de la piscina, el centavo quedó allí. Lo puedes ver en el cemento incrustado al lado de una de las columnas cercanas a la piscina, frente a lo que ahora es el gift shop del museo, cubierto para preservarlo.
Esa es la historia de la primera piscina de Key West. Aunque supuestamente, Pauline no la mandó a construir en venganza, no me parece tan casual que fue precisamente en 1937 cuando Hemingway empezó un romance con la que sería su tercera esposa, la corresponsal de guerra Martha Gellhorn. Pauline y Ernest se divorciaron en 1940. Se casó con Gellhorn 3 semanas después… ¡Igualito que Marc Anthony con Dayanara y JLo!
Pauline y Ernest criaron a sus dos hijos en esa casa, Patrick y Gregory y fue allí donde un capitán de barco le regaló su primer gato “polidáctil”, Snowball, de quien descienden todos los gatitos que habitan ahora la casa. Ella vivió en Key West hasta su muerte en 1951 a los 56 años. Hacía fiestas en la casa y bromeaba que se quedó hasta con su último centavo.
Como decía, esta casa es uno de mis lugares favoritos del mundo, y aunque en mi humilde opinión, las joyas de la casa son la habitación principal, donde aún está la cama del escritor (y donde duermen los gatos) y el estudio, donde escribió obras cumbres como “To Have And Have Not”, “For Whom the Bells Toll” y “The Snows of Kilimanjaro”, la historia de la piscina siempre le saca carcajadas a los turistas que hacen el recorrido.
Si quieres conocer la casa… y la piscina, se encuentra en el 907 de la Calle Whitehead y está abierta los 365 días del año de 9am a 5pm. El costo de adultos es de $14. Se alquila para eventos, como bodas, pero la verdad, ¿quisieras casarte en la casa de un hombre que se casó 4 veces?
Por María Eugenia Ginés
Fuente: losviajesdegines.wordpress.com
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