El poeta ha sido visto de múltiples maneras: estando del lado del demonio (William Blake), o como pararrayos celeste (Darío), o como un pequeño dios (Huidobro), o como un gran fingidor (Pessoa). La obra de un poeta es la historia del alma, es decir, lo más profundo e íntimo que hay en nosotros, y eso se hilvana a través de las palabras. Uno escribe sobre la fugacidad irremisible: lo que se fue, lo que no fue, lo que ya no está, lo que cambió para mal o para bien, pero también sobre el infinito de nuestro finito, lo que nunca será vacío.
Juntos en el jardín de los cristales
Nuestro MUNDO INTERIOR,
brazada tras brazada, vidrio convertido en cristal,
chispas de colores en la oscuridad,
semillas abandonan sus vainas,
mangas de agua desempolvan madrugadas,
una escena familiar:
(un beso, una parada tranquila, una mirada en silencio,
una taza de té caliente)
se inclinan los espíritus, más tarde,
se siente el pulso de algo como un paraíso.
Dígase una cinta azul
que nos ata a una estrella,
En la tierra
como un monumento
visto al atardecer,
el sol de cobre refleja,
nada ha sido inútil
Juntos en el jardín de los cristales
Formados de arena y fuego.
Together in the garden of crystals
Our INTERNAL WORLD,
stroke after stroke, glass becomes crystal
colorful sparks in the darkness,
seeds abandon their pods,
beams of water dust off sunrises,
a familiar scene:
(a kiss, a quiet pause, a silent glance,
a warm cup of tea)
the spirits bend, later,
feel the pulse of something like a paradise.
Say a blue ribbon
ties us to a star
On the earth
like a monument
seen at dusk,
the copper sun is reflected,
nothing has been worthless
Together in the garden of crystals
made of sand and fire.
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