Está en el pan, en el queso, en la sopa. Está en todas partes y podría estar matándonos. ¿Qué es? La sal. En tal sentido en la Semana Mundial de Concientización sobre la Sal que se celebra del 20 a 26 de marzo, la Academia Estadounidense de Médicos Familiares (AAFP) insta a los consumidores a reducir su consumo diario de sal «oculta» en sus alimentos, ¿por qué? Porque un exceso de sal en la dieta aumenta la presión arterial y puede causar cardiopatías e infartos, dos de las principales causas de muerte en los Estados Unidos.
Muchos estadounidenses creen que solo pueden excederse en el consumo de sal por añadirla una vez sentados a la mesa. En realidad, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) calculan que la población del país obtiene 77% de su consumo de sal de alimentos procesados y platillos consumidos en restaurantes, en comparación con 6% proveniente del salero en las mesas de sus hogares y 5% añadido durante el proceso de preparación en casa. En consecuencia, los estadounidenses de 2 años de edad y más consumen, en promedio, 3,400 miligramos de sal al día, mucho más que lo recomendado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA): 2,300 miligramos al día o 1,500 miligramos al día para personas diagnosticadas con hipertensión (alta presión arterial) o riesgo de padecerla.
«Hay sal oculta en todas partes, por eso no es difícil alcanzar lo recomendado por la FDA diariamente. Una sola cucharadita de sal contiene 2,300 miligramos de sodio, el nombre químico de la sal. Es todo un reto reducir el consumo de sal, incluso para las personas que están muy motivadas a lograrlo», dijo el Dr. John Meigs, médico y presidente de la la Academia Estadounidense de Médicos Familiares (AAFP).
¿Dónde «se oculta» toda esta sal? Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC), parte importante de la sal que consumimos proviene de los siguientes diez tipos de alimentos:
Panes salados y dulces
Carnes frías y curadas (por ejemplo, jamón o pavo rebanado o empaquetado)
Pizzas
Aves frescas y procesadas
Sopas
Sándwiches, hamburguesas incluidas
Quesos
Platillos elaborados con pasta (sin incluir los macarrones con queso)
Platillos elaborados con carnes mixtas, como pastel de carne y salsa de tomate
Golosinas como papas fritas, pretzels y palomitas de maíz
Reducir el consumo
En un esfuerzo por reducir las cifras nacionales de cardiopatías e infartos derivados de la hipertensión, la FDA ha exhortado a los restaurantes y empresas de alimentos a reducir voluntariamente la cantidad de sal en sus productos en los próximos 10 años con la meta de disminuir el consumo de sal entre los estadounidenses a 2,300 miligramos al día o menos. La AAFP apoya las metas voluntarias para reducir la sal en los productos comerciales, una medida que ha demostrado su efectividad en otros países.
Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) calculan que alrededor de 400,000 estadounidenses mueren cada año por problemas de salud derivados de hipertensión. Por desgracia, la adopción voluntaria de estas medidas más saludables tomará tiempo. ¿Qué podemos hacer mientras tanto para reducir la cantidad de sal que consumimos? Debemos empezar por leer las etiquetas nutricionales que indican la cantidad de sodio en cada producto. También podemos regular el consumo de sal preparando alimentos sanos en casa. Los alimentos frescos y no procesados con alto contenido de fibra son ideales. Pensemos en las frutas y verduras frescas, las carnes magras y los granos enteros.
Si bien sería difícil eliminar por completo los alimentos procesados de nuestra dieta, sí es posible elegir mejor, dijoel doctor Meigs. Es común encontrar distintas marcas de un mismo producto con distintos contenidos de sal. Por ejemplo, una rebanada de pan blanco puede tener de 80 a 230 miligramos de sal. Los niveles de sal en una lata de sopa de fideos con pollo pueden variar de 100 a 900 miligramos por porción.
Al comer en restaurantes resulta difícil saber cuánta sal tienen los alimentos. Si el menú no incluye información nutricional, quizás deba buscar información previamente y por su cuenta en el sitio web del restaurante, aconsejó Meigs. Le sorprendería saber que hay platillos con la etiqueta «ligero o saludable» que suelen tener demasiada sal.
«Incluso los alimentos aparentemente sanos, como un sándwich de pavo con una guarnición de queso cottage, pueden tener altos niveles de sal. Puede que ni siquiera sepan a sal. Por eso, es importante leer las etiquetas nutricionales y consultar al médico familiar para revisar la presión arterial y el colesterol, y comentar el historial familiar y las formas de evitar problemas de salud antes de que sucedan. Nuestra alimentación debe ser parte fundamental de esa conversación «, dijo Meigs.
El Dr. Meigs también señaló las páginas web familydoctor.org y cdc.gov como fuentes confiables para informarse de los efectos de la sal en el cuerpo y obtener recomendaciones para reducir su consumo.
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