«Mardi Gras» es el término francés que se usa para nombrar el carnaval que se celebra en algunas partes de los Estados Unidos; sin embargo, es en Nueva Orleans donde la tradición medieval no solo ha persistido sino que se ha adaptado a la propia idiosincrasia y huella histórica del lugar.
«Mardi Gras» es el término francés que se usa para nombrar el carnaval que se celebra en algunas partes de los Estados Unidos, tales como Nueva Orleans, Mobile, Alabama y San Luis. El llamado «martes de grasa» se refiere a que antiguamente era el último día para disfrutar de los placeres tanto culinarios como carnales antes de la época de abstinencia que marca el inicio de la Semana Santa y la Cuaresma.
Como ya es tradición en estas fechas, este año el momento clave para disfrutar los carnavales de Nueva Orleans es este fin de semana antes del Mardi Gras (24-28 de febrero) cuando se desarrollarán los desfiles más populares como Endymion, Bacchus, Zulu, Rex y todas las coloridas celebraciones festivas en toda la ciudad.
Esta clásica tradición de Nueva Orleans tiene sus orígenes en el legado colonial francés del siglo XVIII. El primer desfile se celebró en 1857 y el martes graso fue declarado festivo por el estado de Louisiana en 1875.
Otras ciudades vecinas en la orilla del Golfo de México celebran carnavales parecidos pero ninguno se acerca a la envergadura del de Nueva Orleans, donde la tradición medieval no solo ha persistido sino que se ha adaptado a la propia idiosincrasia y huella histórica. Nueva Orleans fue una localidad de esclavos, por lo que la raza y la identidad cultural siempre han jugado un papel esencial en su historia. No sorprenderá, por tanto, que del centenar de carrozas del mardi gras, que desfilan a lo largo de ocho kilómetros por la céntrica avenida St. Charles, las más populares sean las de los reyes negro y blanco que lanzan, respectivamente, al público cocos pintados y una suerte de monedas.
Pero el martes de carnaval va más allá de estos dos reyes más famosos. La variedad es absoluta: desfilan todo tipo de carrozas, caballos, bandas de música y actuaciones de baile. Y como hilo conductor compartido la actitud alegre, el jolgorio, y el colorido de vestidos y máscaras.
Para muchos el mardi gras -como tantos otros carnavales a lo largo del mundo- es en realidad la excusa perfecta para tratar de pasarlo en grande de la mano de numerosos litros del alcohol en el cuerpo, lo que atrae a muchos fiesteros a Nueva Orleans. La fiesta por las calles antiguas del barrio francés y sus bares dura en teoría hasta las doce de la noche, aunque en realidad suele alargarse bastante más.
Y al margen de los disfraces y el consumo masivo de alcohol, el carnaval de Nueva Orleans genera un tercer ritual: comer pancakes. Y tiene bastante lógica, pues el concepto del martes graso proviene precisamente de la necesidad de darse un atracón de comida grasa antes de que se inicie un período de mayor reposo con la cuaresma. Una tradición que, como es de esperar, exploran con sabiduría comercial muchos locales de comida de la ciudad.
Fuente: elpais.com
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