No hay instrucciones para ser feliz. Cada día enfrentamos situaciones que parecen triviales, la madurez nos va permitiendo ir identificando los derroteros y la instantaneidad de la felicidad. Somos felices cuando los tormentos nos abandonan, cuando salimos de la incertidumbre y momentáneamente volvemos a la zona de la comodidad. Si bien la felicidad va teniendo distintas tonalidades, siempre deja esa huella que en momento de tribulaciones surge como una llama que ilumina la oscuridad.
:Felicidad
Miro el cuadro con mi figura,
es un viejo testimonio, entonces
parecía que sabía que era la felicidad.
El tiempo me ha dicho lo contrario,
historia ahogada ha tocado mi espalda,
arenales con escombros, promesas congeladas,
las cosas con bordes que raspan
y dejan manchas en el alma.
No habilitan su cosecha.
Ella visita y se disuelve,
evoluciona en distintas direcciones,
cambia de color, de rugosidad.
uno licita: sofocar o respirar.
Pequeña o no, cala hondo,
hace una marca en mí
así el océano se congele.
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