Hay amores que queman, a unos más que a otros. Yo solo espero que el año entrante mi marido y yo recordemos nuestro aniversario, de lo contrario vamos a tener que llamar a los bomberos.
Durante el fin de semana mi esposo vio en las noticias el caso de una joven en Clearwater, Florida la cual fue detenida por incendiar un vehículo en la vía pública. Aparentemente quería vengarse de su ex-novio pero se equivocó de carro. El dueño del vehículo mandó el video a la policía y la delicuente fue arrestada unos días después.
No tengo ni idea qué le hizo el novio a esa muchacha, pero la historia me sirvió para bromear con mi esposo luego de que a los dos se nos olvidara nuestro aniversario número ocho la semana pasada.
Fue mi Abuelita la que nos felicitó y con cara de terneros degollados nos abrazamos y nos disculpamos por el olvido; no podíamos creer que una fecha tan importante se nos hubiese escapado.
“Cuando estaba soltera, aunque nunca me atreví a incendiar los carros de mis exnovios, si busqué venganza exhibiendo el nuevo novio en una fiesta para provocar celos. Sin embargo, años después entendí que cuando el amor es verdadero, hacer daño a propósito nunca es una opción”.
La experiencia del matrimonio fallido de mi esposo nos enseñó a los dos que el amor no sobrevive sin cruda honestidad y perdón. Desde el principio hemos sido francos, pusimos todas las cartas sobre la mesa y dejamos claras las reglas del juego y los castigos por si alguno hace trampa.
Sé que las cosas han cambiado desde cuando estaba de “levante” y que la influencia de las redes sociales ha disminuido la habilidad innata de interactuar y percibir a las personas. Por supuesto, cuando se quiere atraer al sexo opuesto, uno cuelga en la caña de pescar la mejor carnada y deja guardada la imperfecta. Pero mujeres y hombres han caído en la trampa de recrearse por completo por medio de selfies en el ángulo y la luz perfectos dejando su verdadero ser en las tinieblas.
Personas solteras y divorciadas son heridas con frecuencia en sus relaciones afectivas porque sus expectativas son irreales. Cuando hablan de su “pareja ideal” pareciera que están hablando de figuras mitológicas que solo existen en La Odisea de Homero. No estoy diciendo que se tienen que conformar con lo primero que se aparezca pero si hay que estar dispuestos a negociar.
”Por ejemplo, yo tuve que besar muchos sapos antes de encontrar mi Príncipe Azul y cuando lo encontré, no estaba montado en un caballo blanco ni tenía corona. Era un hombre común y corriente, divorciado y con dos hijos”.
Nunca se me olvidará una corta charla que tuve con una muchacha en una boda familiar hace unos años. Ella me hablaba de cuánto anhelaba casarse con su novio y la verdad, me comí el cuento de que estaba enamorada.
Cuando le pregunté qué estaban esperando para casarse ella me contestó con total franqueza, “Él quiere estar en una mejor posición económica para comprar el anillo adecuando. Yo me conformo con un diamante de un kilate pero de dos es mejor”. Desde ese día empecé a ver al pobre novio con cara de marrano.
”Ser romántico y apasionado en estos días cuesta mucho dinero. El besito en la mañana o una mirada discreta entre dos amantes en una multitud ya no está de moda. El amor tiene que encajar en los moldes creados por las celebridades los cuales se miden en likes de Instagram o Facebook.
Hay amores que queman, a unos más que a otros. Yo solo espero que el año entrante mi marido y yo recordemos nuestro aniversario, de lo contrario vamos a tener que llamar a los bomberos.
Gracias por leer y compartir.
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