La confusión en Venezuela crece y los caminos equivocados por no saber hacia dónde es conveniente conducirnos para encontrar la salida a los problemas, aumentan la tensión social. Hay mucha irritabilidad en cualquier punto geográfico de Venezuela y es necesario buscar conversatorios amigables. Las alianzas con los que tienen una visión distinta a la realidad de los hechos y otros ideólogos con sequía mental o reducida forma de ver el campo de acción por una sola frontera, es un peligro mortal.
En Venezuela el predomino de la política o de los políticos para resolver los problemas tan importantes y básicos, como son la alimentación, salud y seguridad, oscurece el futuro del pueblo y otras veces lo aclara.
Así vamos: un día el ala izquierda decide que va a abolir la Asamblea Nacional porque ha resultado una piedra en el zapato para sus fines de permanencia en el poder. Lo apuesta un ciudadano de apellido Bolívar que no conoce de libertad, independencia y al parecer solamente el yugo lanzó. Levanta la voz un jurista y dice que es imposible hacerlo de un “plumazo”, sino a través de una Constituyente.
De manera secuencial la oposición propone la designación de los nuevos miembros de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en clara y legítima elección por concurso, para deslastrar al Supremo de las figuras que trabajan a merced del poder de turno y no de la justicia propiamente dicha. Los jueces del régimen se valen de todo para anular el revocatorio.
La activación de la Carta Democrática y su proceso para llegar a los puntos álgidos contenidos en el informe sobre la inconstitucionalidad del gobierno, es una salida donde se incluye libertad para los presos políticos y la realización de un revocatorio contra lo que representa la figura del mandatario Nicolás Maduro y su gente, pero el tiempo precisa medidas más urgentes porque el pueblo clama por ayuda en la miserable condición que le toca vivir. La gente en la calle pregona que el régimen no se dejará quitar el poder por la intervención internacional.
Se entraba y “dilata” el proceso de revocatorio por figuras del lado oficialista para impedir que el instrumento constitucional no prospere este año y así dar oxígeno a una gestión que hace 17 años ha dado demostraciones de anarquía, pobreza y corrupción.
No se han dejado a un lado las argucias de eliminar la inmunidad parlamentaria, eliminar sueldos a los legisladores, y tantas otras en lo muy personal, como públicas y privadas que afloran en la hostil agenda política del régimen.
Hay algo que el pueblo quiere y no sabe cómo lograrlo, como también podría ser que los políticos saben lo que quieren, pero no dan en el “clavo” para conseguirlo. En esa paradoja se debate la vida social y económica del país. “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, expresó Albert Einstein.
El presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, en un reconocimiento a la prensa del país, en ocasión de la celebración del Día del Periodista venezolano, desde la tribuna del parlamento pidió a los profesionales de la comunicación que reconocieran y manifestaran los buenos pasos que da la oposición para la salida. “Tenemos nuestro corazoncito”, dijo.
Los periodistas en su tarea de ser la voz del pueblo, de los que no son escuchados, maltratados y de los que no tienen acceso a la denuncia en instancias del poder, son los que han recibido más atropellos y están vulnerables en el ejercicio de sus funciones profesionales. Si lo que informan se ajusta a la verdad les cae la justicia del régimen, si lo dicen mal son execrados por los políticos de oposición. Sin duda, hay algo que queremos y no sabemos en el actual enjambre de impedimentos y situaciones atípicas que a diario tenemos que vivir.
Hay muchas preguntas sin respuestas: ¿Dónde está la clave del problema?, ¿Cuáles son esos errores de liderazgo?, ¿Están cumpliendo sus promesas? ¿Son claras las expectativas? ¿Están escuchando a la gente?
El modo de vida actual ha engendrado más egoísmo social, cada uno va por lo suyo, sin importar los que vienen atrás. El bien común parece que se quedó en letra muerta y si no reaccionamos en beneficio colectivo, se estaría desafiando, con terca oposición, a los males de nuestra sociedad, sin afrontar nuestra responsabilidad sobre el mundo en que vivimos, entre lo que queremos y no sabemos.
@susanamorffe
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